Orden ETD/670/2020, de 8 de julio, por la que se crea y regula el Consejo Asesor de Inteligencia Artificial.

MarginalBOE-A-2020-8302
SecciónI - Disposiciones Generales
EmisorMinisterio de Asuntos Económicos y Transformación Digital
Rango de LeyOrden

La Comisión Europea se refiere a la inteligencia artificial como la rama de la informática y la Ingeniería que se ocupa del estudio, diseño y construcción de sistemas físicos (hardware) y lógicos (software) que manifiestan un comportamiento que podría considerarse «inteligente», dada su capacidad para analizar su entorno y ejecutar acciones con cierto grado de autonomía con el fin de alcanzar unos objetivos específicos.

Aunque la inteligencia artificial nace como disciplina académica en los años 50, y ha atravesado una serie de ciclos de altas expectativas alternados con épocas de menor atención, todo indica que, gracias a una serie de factores, ha vuelto con fuerza en los últimos años y esta vez para quedarse definitivamente. Entre estos factores cabe destacar: el enorme crecimiento en la cantidad de datos disponibles; los avances en la potencia y capacidad de los sistemas de computación y almacenamiento o la puesta a punto de nuevos algoritmos y métodos de aprendizaje automático (en particular, los llamados Deep Learning).

Además de su incidencia en actividades cotidianas (buscadores de Internet, asistentes personales, electrodomésticos, recomendaciones de comercio electrónico, etc.), la inteligencia artificial tiene un alto potencial de aplicación en diferentes áreas de la actividad profesional y de servicios. En sanidad, mejorando la prevención, diagnóstico y tratamiento personalizado de las enfermedades más frecuentes; en la productividad empresarial, optimizando recursos y automatizando procesos; en la actividad de las pequeñas y medianas empresas (PYMEs); en la formación, adaptando el aprendizaje; o en el impacto medioambiental; entre otras muchas aplicaciones.

La inteligencia artificial tiene, por tanto, un gran potencial de transformación desde el punto de vista tecnológico, económico y social dada su penetración intersectorial, elevado impacto, rápido crecimiento y contribución a la mejora de la competitividad.

España parte de una posición favorable para abordar esta revolución tecnológica y científica. No obstante, este proceso también plantea importantes desafíos, incluyendo la necesidad de aumentar las competencias digitales de la población, acelerar la digitalización del tejido de pequeñas y medianas empresas, promover la creación de repositorios de datos y facilitar el acceso a los mismos, mejorar la eficiencia y productividad de los servicios públicos o estimular la colaboración y la inversión pública y privada en I+D.

Desde el Gobierno de España se debe liderar el desarrollo, la integración y la cooperación en este ámbito. Este liderazgo de los poderes públicos es especialmente importante en la medida en que contribuye a poner el desarrollo tecnológico al servicio de la sociedad y como un factor de salvaguarda de nuestro estado de bienestar...

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