Decreto 164/2006, de 27 de octubre, por el que se declara bien de interés cultural, con la categoría de monumento, la Cartuja de Portaceli, de Serra.

MarginalBOE-A-2006-22778
SecciónIII - Otras Disposiciones
EmisorComunitat Valenciana
Rango de LeyDecreto

El artículo 49.1.5.ª del Estatut d'Autonomia de la Comunitat Valenciana establece la competencia exclusiva de la Generalitat en materia de patrimonio histórico, artístico, monumental, arquitectónico, arqueológico y científico. Asimismo, el artículo 26.2 de Ley 4/1998, de 11 de junio, de la Generalitat, del Patrimonio Cultural Valenciano, dispone que la declaración de un Bien de Interés Cultural se hará mediante Decreto del Consell, a propuesta de la Conselleria competente en materia de cultura. Todo ello sin perjuicio de las competencias que el artículo 6 de la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español, reserva a la administración General del Estado.

Por Resolución de 6 de agosto de 1984, la Conselleria de Cultura, Educación y Ciencia acordó tener por incoado el expediente para la declaración de Monumento Histórico-Artístico a favor de la Cartuja de Portaceli, en Serra.

Mediante Resolución de 5 de octubre de 2005, la Dirección General de Patrimonio Cultural Valenciano, de la Conselleria de Cultura, Educación y Deporte, acordó continuar el expediente incoado de acuerdo con las disposiciones vigentes y abrir un periodo de información pública. Dicha Resolución, con sus anexos, fue comunicada a los interesados en el expediente, a los que se les concedió trámite de audiencia, sin que aportaran alegaciones al expediente.

Asimismo, se han recabado los informes exigidos por el artículo 49 bis de la Ley de Gobierno Valenciano.

En cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 27 de la Ley 4/1998, de 11 de junio, de la Generalitat, del Patrimonio Cultural Valenciano, la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos y el Consell Valencià de Cultura han emitido informe favorable a la declaración.

En virtud de lo expuesto y de acuerdo con lo establecido en la normativa referenciada, a propuesta del conseller de Cultura, Educación y Deporte y previa deliberación del Consell, en la reunión del día 27 de octubre de 2006, decreto:

Artículo 1

Se declara Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento, la Cartuja de Portaceli, en Serra, provincia de Valencia.

Artículo 2

El entorno de protección afectado por la declaración de Bien de Interés Cultural, así como el régimen de protección del mismo, quedan definidos en los anexos adjuntos, que forman parte del presente Decreto. La documentación complementaria obra en el expediente de su razón.

Disposición adicional

La presente declaración se inscribirá en la Sección 1.ª del Inventario General del Patrimonio Cultural Valenciano.

Disposición final

El presente Decreto se publicará en el Boletín Oficial del Estado y entrará en vigor el día siguiente al de su publicación en el Diari Oficial de la Generalitat.

Valencia, 27 de octubre de 2006.-El president de la Generalitat, Francisco Camps Ortiz.-El Conseller de Cultura, Educación y Deporte, Alejandro Font de Mora Turón.

ANEXO I Artículos 1 a 9

Datos sobre el bien objeto de la declaración

  1. Denominación:

    1. Principal:

      Cartuja de Santa María de Portaceli.

    2. Secundarias:

      Cartuja de Santa María de Porta Coeli.

      Cartuja de Portaceli.

  2. Descripción:

    Basada en la obra de Fco. Fuster Serra «La Cartuja de Portaceli», Valencia 1994.

    1. Inmueble objeto de la declaración:

      Portaceli es referencia obligada en la historia de España desde la Edad Media, tanto por la valía y personalidad de sus cartujos, cuya fama trascendió los límites del priorato, como por la influencia política de los mismos en los importantes acontecimientos históricos en que fueron requeridos, tales como el Compromiso de Caspe, el Cisma de la Iglesia de 1378 a 1417 y la fundación de las restantes Cartujas españolas.

      La Cartuja se encuentra situada en un bellísimo y apartado paraje, especialmente elegido para preservar la seguridad y permanencia de la vida Cartujana a través de los siglos.

      Fue levantada sobre los restos de un pequeño asentamiento musulmán, en estilo gótico y posteriormente reformada a lo largo del tiempo, incorporando nuevas manifestaciones de la historia del arte: del renacimiento, manierismo, barroco y neoclasicismo, conformando un armónico conjunto arquitectónico.

      Para ella trabajaron importantísimos arquitectos y artistas, entre los que se encuentran Sariñena (1545-1619), Pedro Orrente (1580-1645), Francisco Ribalta (1565-1628), Jerónimo Jacinto Espinosa (1600-1667), Alonso Cano (1601-1667), y José Camarón (1731-1803), albergando numerosas obras de arte, de las cuales la mayoría de las conservadas se encuentran ahora en museos como el de Bellas Artes de Valencia, El Prado, The Hispanic Society of America y la Biblioteca Pierpont Morgan, de Nueva York.

      El monasterio quedó plenamente conformado en el primer cuarto del siglo XV, reproduciendo el esquema ideal de una Cartuja medieval. Se diferencian las dos zonas principales: la clausura y las obediencias. La primera posee sus dos ámbitos característicos, el cenobítico con la iglesia conventual, el claustrillo, la sacristía, el aula capitular, el refectorio, la cocina, las capillas y la hospedería, y el eremítico con dos claustros, el del Cementerio y el de los Naranjos o de los Novicios, para residencia de los cartujos, junto con la iglesia y claustrillo de San Juan. Por último, en la zona baja, con acceso a los huertos, se encuentra la zona de obediencias, con el patio de la conrería, donde se localiza el horno, las bodegas, el granero, las caballerizas, leñeras, carpintería, parque de maquinaria agrícola, etc. Las sucesivas reconstrucciones y reformas de que fue objeto no modificaron este esquema inicial, que se mantiene hasta nuestros días, aunque se amplía la configuración y se transforma en espacios, siendo significativa la construcción de la nueva iglesia, dejando la primitiva de San Juan para los hermanos legos.

      Resumen histórico

      La Orden religiosa de la Cartuja fue fundada a finales del siglo XI por San Bruno y otros seis compañeros, que eligieron la soledad de un inaccesible valle de los Alpes para vivir su vocación monástica en reacción contra el enorme poder que habían alcanzado los monasterios benedictinos.

      La fundación de Portaceli en 1272 marca un hito en la vida monástica del Reino de Valencia, al ser la primera de la orden Cartujana en las recién conquistadas tierras valencianas y la tercera en la península, con dos casas en Cataluña, Scala Dei (1194) y Sant Pol de Maresme (1269).

      La iniciativa correspondió al obispo de Valencia, Andrés Albalat, adquiriendo para ello el valle de Lullén, equidistante de Segorbe y Valencia, abierto hacia el mediodía y cerrado al norte por las estribaciones de la sierra Calderona, al pie de Peñas Altas y Rebalsadores, con altitudes de hasta 800 m. Lullén era un pequeño poblado de moros que en el repartimiento de 1238 correspondió al caballero Gil de Rada, quien después lo intercambió con Eximén Pérez de Arenós.

      Obtenida licencia de Jaime I y del Capítulo General de la Orden, llegaron a Portaceli algunos religiosos de Scala Dei; y efectuada la escritura de fundación en Valencia, salió hacia Lullén la comitiva formada por el obispo Albalat, algunos canónigos y los monjes de Scala Dei, con Bernardo Homdedeu, que será el primer prior.

      La primera comunidad se sustentaba de la agricultura y del aprovechamiento de montes y pastos, y también de algunas rentas como las de la alquería de Beniparrell. Posteriormente se hicieron importantes donaciones, como la rectoría de Liria y el lugar de La Torre, contiguo al de Portaceli.

      Desde 1277 es nuevo prior Bernardo de Anglada, con el que se inicia un periodo de pobreza, pero en el que se confirman las donaciones y concesiones hechas al monasterio. Corresponde a una época de grave crisis motivada por la excomunión del rey Pedro III de Aragón y la decadencia del sistema feudal que afecta al monaquismo europeo, con gran relajación de costumbres.

      Sin embargo, importantes donaciones de la nobleza y de la jerarquía eclesiástica hacen posible, a fines del siglo XIV, rehacer su comunidad y hacer compras de censales, recuperándose económicamente. Esta recuperación se da, asimismo, en la sociedad general. Además se produce una gran expansión de la Cartuja con la fundación de nuevos monasterios. Los prioratos de Pedro Julián (1392-1398) y de Francisco Anglesola (1398-1400) marcan el punto más alto del prestigio de la Cartuja desde su fundación. Su importante contribución en las fundaciones de Valdecristo, Valldemosa y Las Cuevas, el especial afecto de Martín el Humano a la Orden y la presencia de personalidades de la nobleza, que favorecen a Portaceli con sus donaciones, atraen a personas eminentes que toman el hábito de cartujo.

      El siglo XV es, sin lugar a dudas, el periodo áureo de Portaceli; sus cartujos van a alcanzar prestigio internacional. Dos de ellos, Bonifacio Ferrer y Francés Aranda llegaron a ser generales de su Orden, y unos y otros estuvieron implicados en las cuestiones más graves del momento: Cisma de la Iglesia, Cisma de la Cartuja y Compromiso de Caspe. Todo ello revierte en un aumento de las posesiones y rentas del monasterio y en una actividad constructora de gran magnitud. Pasadas las dos primeras décadas concluyen los cismas de la Iglesia y la Cartuja, y la Corona de Aragón encuentra salida al problema sucesorio. Las últimas décadas son de mayor sosiego, y Portaceli se beneficia del auge del Reino de Valencia, de los bienes acumulados y del prestigio alcanzado.

      Uno de los papas cismáticos es el aragonés Pedro de Luna, que adopta el nombre de Benedicto XIII. Éste atrae a su causa a los cartujos Bonifacio Ferrer, hermano de San Vicente, y a Francés Aranda, consejero del rey Juan. Francisco Maresme, prior (1414-1424), seguirá los pasos de Bonifacio Ferrer, pero su acción se orientará a la extinción del Cisma de la Orden.

      La otra grave cuestión es el Compromiso de Caspe, en donde nueve compromisarios eligen al nuevo rey de la Corona de Aragón, dos de éstos son Bonifacio Ferrer...

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