Orden SAS/1730/2010, de 17 de junio, por la que se aprueba y publica el programa formativo de la especialidad de Enfermería Pediátrica.

MarginalBOE-A-2010-10365
SecciónIII - Otras Disposiciones
EmisorMinisterio de Sanidad y Política Social
Rango de LeyOrden

El artículo 21 de la Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de ordenación de las profesiones sanitarias y el artículo 7 del Real Decreto 450/2005, de 22 de abril, sobre especialidades de Enfermería, establecen respectivamente, el procedimiento para aprobar los programas formativos de las especialidades sanitarias en general y de las especialidades de Enfermería en particular, previendo en ambos casos su publicación en el «Boletín Oficial del Estado» para general conocimiento.

La Comisión Nacional de la Especialidad de Enfermería Pediátrica, ha elaborado el primer programa formativo de esta especialidad en el marco de las líneas actuales en la asistencia pediátrica.

El programa ha sido ratificado por el Consejo Nacional de Especialidades en Ciencias de la Salud, órgano asesor de los Ministerios de Sanidad y Política Social y de Educación en materia de formación sanitaria especializada. Así mismo ha sido estudiado, analizado e informado por la Comisión de Recursos Humanos del Sistema Nacional de Salud de la que forman parte, entre otros, los consejeros de sanidad de las diversas comunidades autónomas y el Director General de Política Universitaria del Ministerio de Educación.

En su virtud, de conformidad con lo previsto en el artículo 21 de la Ley 44/2003, de 21 de noviembre, y en el artículo 7 de Real Decreto 450/2005, de 22 de abril, previos informes de la Comisión de Recursos Humanos del Sistema Nacional de Salud y del Ministerio de Educación, dispongo:

Primero.–Aprobar el programa formativo de la Especialidad de Enfermería Pediátrica, cuyo contenido se publica como anexo a esta Orden.

Segundo.–Dicho programa formativo será de aplicación a los residentes de la Especialidad de Enfermería Pediátrica que obtengan plaza en formación en Unidades Docentes de dicha especialidad, a partir de la convocatoria anual de pruebas selectivas para el acceso a plazas de formación sanitaria especializada en la que se incluyan plazas de esta especialidad.

Disposición final

Esta Orden entrará en vigor el día siguiente al de su publicación en el «Boletín Oficial del Estado».

Madrid, 17 de junio de 2010.–La Ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez García-Herrera.

ANEXO. Programa Oficial de la Especialidad de Enfermería Pediátrica

  1. Denominación oficial de la especialidad y requisitos de la titulación

    Enfermería Pediátrica.

    Duración: Dos años.

    Titulación previa: Diplomado/Graduado U en Enfermería.

  2. Introducción

    La Enfermería Pediátrica en España se diferenció como especialidad en 1964 (Decreto 3524/1964, de 22 de octubre), ante el convencimiento de que los problemas de salud y las necesidades de cuidados que se presentan durante la infancia y adolescencia son muy diferentes a los que se requieren en la edad adulta. Esta convicción ha determinado que en España la enfermería pediátrica haya sido una constante en las distintas disposiciones que a lo largo del tiempo han regulado las especialidades de enfermería, a través, en primer lugar, del Decreto 3524/1964, de 22 de octubre, posteriormente, mediante el Real Decreto 992/1978, de 3 de julio, y finalmente, a través del vigente Real Decreto 450/2005, de 22 de abril, que se inscribe en el marco de lo previsto en la Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de ordenación de las profesiones sanitarias, en cuyo Título II se aborda una nueva regulación de las distintas especialidades en Ciencias de la Salud.

    A lo largo del siglo XX organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la United Nations International Children´s Emergency Funds (UNICEF), han establecido políticas de salud y actuaciones dirigidas al cuidado y protección al niño, la familia y su entorno. Uno de los mayores progresos a nivel internacional es la conocida «Declaración de los Derechos del Niño», de 20 de noviembre de 1959 (refrendada en 1989) en la que la Organización de las Naciones Unidas ha reconocido los principios de ayuda a la infancia como una obligación para todos los países.

    A partir de esta declaración de intenciones, la mayoría de los esfuerzos se han centrado, por un lado, en hacer participe a la población de estos mensajes y, por otro, en la puesta en práctica de actuaciones concret

    () Para nombrar de forma genérica, sin con ello implicar discriminación, en el presente texto se va a utilizar:

    La palabra recién nacido, niño, hijo o enfermo para denominar a estos y también a las recién nacidas, niñas, hijas o enfermas.

    El artículo los adolescentes para los y las adolescentes.

    La palabra enfermera para denominar a los profesionales de enfermería sean hombres o mujeres.

    El artículo la residente para la y el residente.

    El artículo la especialista para la y el especialista.

    La palabra familia para denominar tanto a la familia propiamente dicha, como a otras personas que cumplan esta función. as como la Carta de «Derechos del niño hospitalizado», la protección del menor ante el maltrato infantil y juvenil, el fomento de la lactancia materna o iniciativas tales como el «Hospital Amigo de los Niños».

    El valor de la infancia y adolescencia para el futuro de las próximas generaciones ha determinado que uno de los parámetros más importantes que se utilizan para establecer el nivel de desarrollo de un país sean los índices de morbilidad y mortalidad infantil.

    Por otra parte, la importancia del colectivo al que se dirige la enfermería pediátrica se pone de manifiesto en los datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística (INE, 2009) recogidos del padrón municipal de 2008, en los que el 14,42% de la población española es menor de 14 años, porcentaje que se eleva al 18,69% si ampliamos dicha edad, como en la mayoría de los países desarrollados, hasta los dieciocho años.

    La atención a la salud infantil ha experimentado una mejora evidente en las últimas décadas como consecuencia, entre otros factores, de los avances tecnológicos, de la eficacia de los tratamientos y calidad de los cuidados, de las actividades vinculadas con la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades, así como por la mejora de la situación socioeconómica en los países desarrollados. Todas estas circunstancias han influido en la reducción progresiva de la mortalidad infantil y perinatal provocando, como señala el Plan Estratégico Nacional de Infancia y Adolescencia 2006-2009, un cambio acelerado en los patrones de morbilidad y en los motivos de consulta.

    La sociedad actual plantea nuevos retos derivados del gran incremento producido en los embarazos de adolescentes, en las enfermedades de transmisión sexual, en las interrupciones voluntarias del embarazo y en el consumo de drogas como consecuencia de la baja percepción de riesgo que tienen los adolescentes.

    Por otra parte, en la sociedad actual también se plantean de forma más precoz otros problemas que ocasionan graves riesgos para la salud, como son los trastornos en la alimentación (anorexia, bulimia, obesidad o las dietas no saludables) o los problemas de salud mental, que afectan en torno a un 20% a los menores.

    Asimismo, un fenómeno de gran relevancia a tener en cuenta en el ámbito de la asistencia pediátrica, es el de la inmigración. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2008, el número medio de hijos por mujer se elevó hasta 1,46 y alcanzó su valor más alto desde 1990. Este incremento de la natalidad se ha debido en gran medida a la inmigración, ya que uno de cada cinco nacimientos fue de madre extranjera, lo que supone el 20,7% del total de nacimientos en España. El incremento del número de nacimientos debidos a la inmigración, junto a la población extranjera, con edades comprendidas entre los cero y los catorce años, ha aumentado de forma significativa la utilización de los servicios de salud en el ámbito materno infantil, sobre todo en aquellas comunidades autónomas que reciben más inmigrantes.

    Tanto el aumento de inmigrantes con diferentes culturas, como las circunstancias a las que antes se ha hecho referencia, implican un gran reto para los profesionales de la salud en general, y para las Enfermeras Pediátricas en especial ya que supone atender nuevas demandas en contextos complejos, que requieren profesionales altamente cualificados.

    La Organización Mundial de la Salud (OMS), mediante la propuesta Salud para Todos en el siglo XXI, en su marco político de salud para la Región Europea, marca un objetivo concreto: «iniciar la vida en buena salud» y, recomienda unas estrategias para su consecución dirigidas al niño, al adolescente, familia y ámbito educativo, marcando unas metas para el año 2020 que se han tenido en cuenta en la elaboración de este programa formativo.

    La enfermería pediátrica actual, debe dar una respuesta adecuada a la necesidad de personalizar los cuidados y su coordinación entre los distintos niveles asistenciales. Este enfoque humanístico de la especialidad, posibilita recuperar los cuidados tradicionales, fomentando el vínculo afectivo, la utilización del masaje y el tacto, la lactancia materna, la incorporación de los padres en el cuidado y tratamiento del recién nacido, niño y adolescente, teniendo presentes los factores culturales, la escolarización del niño hospitalizado y haciendo especial énfasis en la educación para la salud.

    El presente programa constituye un paso importante en el modelo de desarrollo de la profesión enfermera diseñado por la Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de ordenación de las profesiones sanitarias, y por el Real Decreto 450/2005, de 22 de abril, sobre especialidades de enfermería. La implantación de este modelo ha de ser necesariamente progresiva y llevarse a cabo teniendo en cuenta las pautas contenidas en la disposición adicional tercera del mencionado Real Decreto, las características propias de cada Servicio de Salud así como las competencias que corresponden a las comunidades autónomas en materia de planificación, organización y gestión de recursos humanos.

    No se trata, por...

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